Regional | 25/12/2025 21:17:15

OPERATIVOS Y CAMPAÑAS NO LOGRAN REDUCIR USO DE PIROTÉCNICOS EN NAVIDAD

Lilián Luna

Pese a los esfuerzos de las autoridades, el estruendo afectó a personas con autismo, adultos mayores, bebés y animales.

   

 
 
#CuscoDatos. A pesar de los operativos de decomiso y las campañas de sensibilización desplegados por diversas municipalidades de la provincia del Cusco en las últimas semanas, el uso de productos pirotécnicos no disminuyó durante la celebración de la Nochebuena. Esta situación generó un impacto negativo en grupos vulnerables y en la fauna, evidenciando la persistencia de una práctica de riesgo. Los esfuerzos preventivos fueron notorios. Días previos a la Navidad, la Policía Municipal de Wanchaq, en coordinación con la Policía Nacional del Perú, la SUCAMEC y representantes del Ministerio Público, ejecutó intervenciones para incautar estos productos en distintos puntos del distrito. Las autoridades señalaron que el objetivo era “proteger la integridad de nuestras vecinas y vecinos”, prevenir riesgos y accidentes, y anunciaron que los operativos continuarían. Paralelamente, se impulsaron campañas informativas por parte de la Municipalidad Provincial del Cusco para disuadir a la población de adquirir artefactos pirotécnicos. Sin embargo, estos esfuerzos resultaron insuficientes. Durante el 24 de diciembre, en diferentes arterias de la ciudad, la venta y compra de estos productos se realizó de manera indiscriminada, culminando en una noche de constantes detonaciones. Las consecuencias fueron graves para personas con alta sensibilidad al ruido. Bebés, adultos mayores y, de manera particular, personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), para quienes el estruendo puede ser aterrador, enfrentaron crisis de ansiedad y situaciones de gran angustia. El impacto también alcanzó a la fauna. Animales domésticos y silvestres sufrieron altos niveles de estrés, pánico y desorientación, un factor que puede derivar en accidentes, fugas e incluso la muerte de ejemplares. La persistencia del problema plantea un desafío para las autoridades, que deberán evaluar la efectividad de las estrategias aplicadas y buscar mecanismos más robustos de control y concientización para futuras festividades, balanceando la tradición con el bienestar y la salud pública.